Home ACTUALIDAD La escritora invitada: LETICIA MARGARITA GÓMEZ PAZ

A partir de esta semana Deslinde Virtual, en su sección cultural, invitará a un escritor colombiano a colaborar en sus páginas. Conocido o no, prestigioso o no, el criterio es difundir las letras colombianas, sobre todo, las que tienen algo qué decir. Para esta semana hemos invitado a la poeta Leticia Margarita Gómez Paz. Leticia desde niña escribía y publicaba, y desde entonces, anunciaba una promisoria carrera en las letras, hasta que la vida le impuso otra impronta. Ahora, ha decidido volver a la brega lo que Deslinde saluda calurosamente.

 

 

LETICIA MARGARITA GÓMEZ PAZ

 

 

Abogada especializada en Derecho Penal y Criminología  de la Universidad Degli Studi de Roma (U. Nacional de Italia) donde obtuvo el Magna cum laudem, Estudió Filosofía y Letras en la U. Javeriana, pero no se graduó porque su tesis sobre la “Influencia Política de la Teocracia” fue rechazada. Posteriormente esta tesis fue declarada meritoria por otra  universidad.  Cursó estudios superiores en arte y literatura italiana en la Universitá per Strannieri di Perugia y su trabajo final sobre la novela  “Il cielo é rosso” de Giuseppe Berto, obtuvo el premio principal. Litigante en derecho público y privado por  20 años, profesora de Derecho Penal Especial en la Universidad Libre de Bogotá y de Lógica Formal, aplicada al derecho, y Humanidades en la U. de Cartagena. Ha sido expositora invitada a talleres sobre contratos Leasing en las Universidades Externado de Colombia y Del Rosario de Bogotá, y sobre Fiducia Mercantil en la Cámara de Comercio. Jefe de la  Oficina Jurídica de varias entidades públicas y privadas en Bogotá y asesora legal de varios Superintendentes y Contralores.

 

“Empecé a escribir poemas y cuentos cortos desde antes de los 10 años, algunos publicados en el Dominical de El Tiempo con caricaturas de Pepón. A mediados de los 60 gane el primer premio nacional de poetas jóvenes auspiciado por la  U. Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, con una trilogía de poemas llamada “Y Dios creo al hombre…” recuerdo que uno de los jurados fue el poeta Nicolás Suescún. Dentro del cuento corto participé en distintos concursos universitarios de cuento corto y recibí varias menciones del jurado.  Recuerdo especialmente la mención que recibió mi cuento “Querida de blanco” siendo dos de los jurados, el escritor Germán Moure y el profesor de literatura Roberto Burgos Ojeda, padre del escritor Roberto Burgos Cantor.    Hoy soy pensionada, orgullosamente moirista y polista. Quisiera retomar una pasión abandonada  e intentar volver a escribir. Inicio humildemente con una trilogía de poemas sobre las miserias de la guerra”.  

1. Al soldado desconocido

No te detengas a pensar

por qué los amos de la guerra

nunca van a la guerra,

no conozcas mi nombre

ni mis años

no nací de mujer

no te asomes siquiera a mi dolor

no imagines mi rostro

no me sientas

yo seguiré hasta el fin

el tuyo o el mío

con el fusil al hombro

el dedo dispuesto en la granada

pronto a matarte hermano

mientras digo la misma letanía:

no tiene corazón

nadie lo espera

yo cerraré su historia

o él, la mía.

 

 

2. Sortilegio

La noche se colgaba de los árboles

cálida y ansiosa

cual maja humedecida de deseo

la espera parecía interminable,

como la sombra larga de un nocturno de Silva

una ráfaga de metralla

silenció tus primeras palabras:

Joel, soy Joel…

 

Cuando traté de balbucear mi nombre

pude ver el ovalo de cien perlas

coronando tus sienes

quise asirte la mano y resbalé

bebí tu miedo en la cuenca de mis dedos

que quedaron pintados de aguafuerte

palpé la intensidad de tu estupor

tu olor de joven con hedor a muerte.

 

No sería posible imaginarte más vivo y deseable

que en ese preludio de amargura

mientras unté mi cara de tu sangre

te susurré TE AMO, lo escuchaste?

en ese instante te amaba más que a nadie

no podías morir solo y te grite:

Soy Tomás

saqué de tu morral una navaja

que hundí hasta el fondo de mi ingle

para quedarnos juntos

sin saber si era el viaje, o el olvido.

 

 

3. Las otras guerreras

 Mujer

un medio día

cuando la tierra todavía era quinceañera

el cielo se inclinó sobre tu plexo cósmico

para pujar un mundo

que no fue de cigüeñas.

 

Ese día

retozando escondida

en el corazón de un manzano

escribiste la historia;

y seguiste escondida

en el jeroglífico de todas las murallas

mientras el silencio roñoso de los tiempos

sepultaba en misterios,

tu misterio.

 

Hubo días soberbios

cuando podaste tus trenzas de sirena

para tejer banderas,

y hubo días nefastos

en que tu carne de animal en holocausto

envejeció esperando

la llegada del héroe.

 

Mujer guerrera

de tantas guerras

que no fueron tus guerras;

fuiste el madrigal de cada enero

que se quema un diciembre

sin festejos.

¿Cuándo tu vientre vaciado del cañón

o tus senos, del amante, mutilados

conocieron laureles?

 

Antes de que salieras al balcón

el artista pintaba tu belleza

con pinceles de amnésico

tu perfil semejaba un potro pardo

entrenado al galope de rodillas;

te sellaron la boca y te llamaron muda

te ocuparon las manos con brocados

hollín de cacerolas y pañales de lino

para gritarte: lucha

te cerraron los libros y te invitaron: crea.

 

El clérigo te dio un chal de penitente

el jurista legisló extraños deberes

el moralista te enseñó la sumisión

un psicólogo habló de castración.

 

Entonces…

algún bohemio vencido de trasnocho

blasfemó:

Policarpa,

la Manuela del mercado

que no vendió ciruelas,

Rosa de Luxembrugo

María Cano

la señora Curie

la Indira gobernante

Margareth Yourcenar,

una Tania explosiva

y una tal y otra tal,

y el señor de monóculo

de los libros de Historia

esbozó en sus cien tomos:

“Misteriosa excepción”.

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