Home Destacados El TLC y la Misión del Café

Juan Pablo Fernández M. @jpfnandez / Bogotá, 7 de noviembre de 2014

El Artículo 2.17 del TLC entre Colombia y Estados Unidos establece que los dos países van a trabajar, con respecto a empresas estatales exportadoras, en tres cosas: (i) acabar las restricciones a exportar, (ii) eliminar el financiamiento público a las que participen en el comercio exterior agrícola, como el Fondo Nacional del Café y, (iii) transparencia. () La dirigida por Juan José Echavarría es la Misión para hacer del café otro producto ajustado al TLC y, entre el aplauso de multinaciones y especuladores, acabar de acabar con lo que queda de las instituciones cafeteras.

El café es un cultivo estratégico para Colombia. Genera uno de cada tres empleos rurales, se siembra en 564 municipios y en dieciséis departamentos, pone el 18% del PIB agrícola, lo producen 561 mil familias, da sustento a dos millones de habitantes del campo y ocupa la quinta parte del área destinada a la agricultura. El tamaño promedio de las fincas cafeteras es 1,7 hectáreas y hay departamentos, como el Cauca, donde son más los productores que el área sembrada (95.119 productores en 84.061 hectáreas).

Distintos autores han señalado las características generales del mercado cafetero. 1. Tendencia a la sobre oferta. Entre 2000-2013 la demanda anual del grano creció al 2% y la producción 2,5%. 2. Las mezclas. La mayor parte de las tazas que se toman en el mundo combinan cafés robustas con arábigas. La producción de robustas, de menor calidad y precio, exhibe mayor dinamismo porque su superior participación en la mezcla. Hoy pesan 49% en la producción mundial. La demanda por robustas en el Siglo XXI ha crecido 36%, por los arábigas 8%.

3. Precio decreciente y especulación. Entre 1965-2012 el precio real internacional cayó 1,2% anual, y desde el rompimiento del Pacto Internacional de Cuotas, acepta la Misión, aumentó la volatilidad de los precios y creció la desconexión “entre el mercado físico y de futuros.” Sobre solo nueve de cada cien sacos negociados en la bolsa de valores se toma posesión física. Y en el período 1963-1989, mientras estaba vigente el Pacto, el precio mundial del grano fue entre un 42% y un 48% más alto que entre 1990 y 2012, tiempo en el que rige el libre comercio (). Además hay una alta concentración del negocio en pocas multinacionales. Dos empresas (Nestle y Kraft) controlan el 49% de las ventas mundiales de café. El libre comercio ha jugado contra los productores del grano. A principios de los noventas la tercera parte del valor total del negocio mundial cafetero iba a los cultivadores. Hoy les llega el 13%. Una caída del 60% en la participación.

Para cumplir el eterno sueño de las multinacionales, plantea la Misión que desaparezca la garantía de compra que con respaldo del Fondo Nacional del Café ejercen en 514 puntos las Cooperativas de Cafeteros. Nada pasará, dice. La economía agrícola tiene estudiado el papel qué juega el comercializador en la formación de los precios y en cómo descarga los riesgos del mercado sobre el productor. La existencia de la garantía de compra con presencia de recursos públicos protege el ingreso de los cafeteros, principal elemento que debe atender la política cafetera. Sin ella los cafeteros quedarán bajo el mando único del poderoso conglomerado comercializador-torrefactor-distribuidor, que desde la puerta de la finca hasta la venta al consumidor final controlará el negocio.

En 2013 las Cooperativas adquirieron el 46% de la cosecha nacional ($1,55 billones). 41% de la operación ($636.710 millones) fue con respaldo del Fondo, sin el cual la garantía de compra no podría ejercerse. En los mejores casos a los mercados locales de café confluyen cuatro tipos de compradores: las Cooperativas ligadas a la Federación, las cooperativas privadas, los agentes de compra de los comercializadores internacionales y los agentes que compran para los exportadores nacionales. La Misión propone eliminar el apalancamiento financiero del Fondo a la compra de café por las Cooperativas de la Federación de Cafeteros, lo que es igual a dejar a los cafeteros al arbitrio de poderosos monopolios.

Colombia principalmente exporta café excelso, calidad que certifica la Federación. El gremio por delegación legal maneja la certificación de calidad que impide, para promover la marca Café de Colombia, a los privados exportar cafés de calidades inferiores (pasillas) o que se siembren variedades distintas a los suaves colombianos. Acabar la certificación ¿liquidará la prima que recibe el café colombiano? ¿se afectará la marca? Cero luces al respecto da la Misión. Al sistema de certificación se le pueden hacer cambios encaminados a ampliar el consumo nacional y a aumentar la presencia en los mercados externos, siempre y cuando no signifiquen perder el sobreprecio por la prima que reciben los suaves colombianos.

Para la Misión no es problema la revaluación del peso que le ha quitado al sector ingresos por $6,4 billones () y tampoco el manejo de la tasa de cambio, variable definitiva para la fijación del precio interno. Las propuestas de la Misión son lo cedido a EE.UU. en el TLC. El doctor Echavarría debería sincerarse al respecto. Mal hace él y el gobierno al ocultar este detalle. En resumen, la misión de la Misión es facilitarles la vida al conglomerado de multinacionales que viven de los cafeteros y no a los colombianos y colombianas que honradamente viven del café.

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