Home Edición 54 Estados Unidos persiste en manipular a Egipto.

Juan Pablo Arango.  Abogado. Subdirector de Deslinde

El 3 de julio de 2013 el ejército egipcio perpetró un golpe de Estado contra el presidente Mohamed Morsi. El gobierno de Barak Obama inicialmente condenó la sangría ocasionada por el cuartelazo. Sin embargo, persiste en manipular la política regional y continúa respaldando a los golpistas con el propósito de que éstos sigan encarrilados a favor de los intereses norteamericanos en esta candente zona del mundo. 

Después de Israel y Arabia Saudita, Egipto constituye el principal aliado norteamericano en el Medio Oriente y, junto a Jordania, el único país árabe que se encuentra en paz con Israel. La Casa Blanca ha pagado un alto precio para garantizar dicho aliado en la turbulenta zona. Desde 1979 Egipto es el mayor beneficiario, luego de Israel, de la ayuda bilateral estadounidense, recibiendo desde ese año alrededor de US $68.000 millones. Tal asistencia la reciben los militares, auténticos dueños del país. La importancia del auxilio estadounidense es tal que cubre casi el 80% de los gastos de equipamiento del ejército egipcio, quien a su vez es cliente del complejo industrialmilitar norteamericano. Washington suscribe directamente los contratos con fabricantes de armamento de su propio país para que provean los equipos solicitados por El Cairo y una anulación de dichos contratos ocasionaría el pago de cuantiosas multas. Otro elemento importante de la colaboración norteamericana, es la formación de oficiales egipcios en escuelas militares estadounidenses: entre 2000 y 2009, 11.500 pasaron por ellas, incluido el actual hombre fuerte del régimen, general Abdel Fattah al-Sisi.

Egipto se encuentra entre dos continentes (África y Asia) y es lazo entre dos rutas marítimas cruciales: el Mar Mediterráneo y el Océano Índico. Además de ser exportador de petróleo, el petróleo producido en los países del Golfo y dirigido a Occidente pasa por el Canal de Suez y por el oleoducto Suez-Mediterráneo, construido en 1977. Gran parte de la economía norteamericana depende del Canal de Suez, controlado por Egipto, través del cual pasa el 4% del tráfico petrolero mundial y el 8% del intercambio marítimo. En dicha vía, EEUU goza de derechos de uso del espacio aéreo, lo que otorga a sus militares la facilidad de volar sobre Egipto hacia bases de la región.1

El derrocamiento de Morsi

“Que Turquía y Qatar se hayan distanciado de Egipto, que Siria, Irán, Rusia y China hayan mantenido silencio, y que Arabia Saudí, los Emiratos Árabes (salvo Qatar) y Kuwait hayan apoyado económicamente el golpe de Estado contra Morsi, indican que algo muy serio se está cocinando en la región.”2

La verdadera causa de la deposición del presidente Mohamed Morsi, fue devolver el poder al estamento militar que antes lo detentaba, resguardando así los intereses regionales estadounidenses que éste defiende y motivando en el norte de África una espiral de violencia exacerbada por la intervención de EEUU, decidida a debilitar a unos regímenes islámicos que se han escapado de su redil, notoriamente Irán y Siria.

El golpe de Estado también buscó detener el ascenso de las luchas populares que tuvieron su máxima expresión en la manifestación del 30 de junio. Esta movilización tenía como blanco al gobierno de Morsi, pero con objetivos reivindicativos más amplios que de desarrollarse hubieran podido poner en peligro todo el andamiaje custodiado por los militares.3

La política exterior de Morsi se había convertido en un problema para EEUU, Israel y Arabia Saudita. Desde su toma de posesión anunció que Egipto pasaba a adoptar una línea “independiente”, dando a entender a las potencias occidentales que el pasado de vergonzosa obediencia a sus dictados podría terminar. Protagonizó un inesperado viaje a Teherán para participar en la Cumbre de Países No Alineados, gesto que acompañó levantando la prohibición a los buques de guerra iraníes de atravesar el Canal de Suez, vía que les estaba vetada desde el triunfo de la revolución de Jomeini en 1979. Igualmente planteó una salida para Siria al proponer crear el llamado “cuarteto de Siria”, que incluía a Irán, Turquía, Arabia Saudita y al propio Egipto.

Por ello el golpe de Estado perpetrado el 3 de julio de 2013, retornando el país a la dictadura que lo gobernó durante treinta años, colocándolo al borde de una guerra civil y reinsertándolo de lleno a la manipulación geopolítica de Washington, no resulta de ninguna forma defendible. 4

El 30 de junio de 2012 Mohamed Morsi había sido elegido presidente con el 51,9% de la votación frente a Ahmed Shafik –quien obtuvo el 48,1%–, convirtiéndose en el primer mandatario legítimamente elegido en la historia egipcia. Y los Hermanos Musulmanes (HM), agrupación a la cual pertenece Morsi, también ganaron las elecciones legislativas en enero de 2012, siendo un grupo de derecha político-religioso sunita, panislamista, constituido en 1928 con el propósito de islamizar a Egipto y al mundo árabe, frente a la creciente occidentalización. Los HM habían sido reprimidos durante Nasser, tolerados por Anwar el Sadat y Mubarak y activos en las protestas desde 2011.5

Tras el golpe militar que depuso a Morsi, el violento desalojo del 15 de agosto de los dos campamentos de simpatizantes del derrocado presidente dejó más de 600 muertos y 4.000 heridos, según cifras del ministerio de Salud. Los HM hablan por su parte de 2.200 muertos y más de 10.000 heridos, en la jornada más violenta acaecida en Egipto desde la caída de Hosni Mubarak, en febrero de 2011.

Los HM rechazan al actual gobierno provisional del presidente Adli Mansour. Éste, un juez de 67 años que preside la Suprema Corte Constitucional, ordenó disolver el Senado suspendiendo la Constitución y no alberga ningún islamista en su administración, pero el ministro de Defensa, Abdel Fattah al-Sisi, permanece como la verdadera autoridad.

Morsi se encuentra bajo custodia en un complejo militar indefinido. No se le ha vuelto a ver en público, aunque se reunió con una delegación de la Unión Africana y con Catherine Ashton, directora de política exterior de la Unión Europea. Varios de sus aliados han sido encarcelados desde el golpe, entre ellos los principales miembros del Partido Libertad y Justicia, brazo político de la Hermandad. Todas estas medidas represivas han forzado a los líderes de los HM a pasar a la clandestinidad.6

El vicepresidente interino, Mohamed el Baradei, ganador del Premio Nobel de Paz por su labor como director general de la Agencia de Energía Atómica de la ONU, dimitió manifestando su desacuerdo con la sangría ocasionada por los militares. A su vez, los salafistas de Nur –segunda fuerza islamista más votada– lo rechazan ahora después de haber apoyado el golpe, y asimismo se suman los ataques islamistas contra instalaciones de las fuerzas de seguridad en el norte de la península del Sinaí.7 También ha habido huelgas, registrándose entre agosto y septiembre de 2012 casi 1.500.

Todo ello desembocó en que el 29 de junio de 2013 miles de manifestantes se reunieran en la Plaza de la Liberación de El Cairo exigiendo la renuncia inmediata del presidente. Al día siguiente, el número de quienes protestaban se incrementó a más de dos millones, y también hubo mítines en Alejandría, Puerto Said y Suez.

Simultáneamente, los seguidores del revocado presidente realizaron una manifestación en Nasr City, distrito de El Cairo. Los disturbios han continuado y el domingo 6 de octubre, en enfrentamientos entre partidarios de Morsi y las fuerzas de seguridad, hubo 51 muertos y al menos 268 heridos.8

En el escaso tiempo que estuvo en el poder Morsi fue incapaz de rescatar la economía de un inminente colapso. La libra egipcia y las reservas de moneda extranjera mermaron, mientras la inflación aumentó. En el verano los cortes de electricidad se volvieron frecuentes. Las colas por gasolina se alargaron. A los agricultores no se les pagaba su trigo. Los crímenes se incrementaron –la tasa de asesinatos se triplicó desde la revolución.9 Los indicadores económicos y sociales tampoco lograron superar los guarismos de antaño: el PIB a precios actuales era US $257,3 mil millones en 2012 (inferior al de Colombia, que fue US$369,5 mil millones), creciendo la economía en dicho año un escuálido 2,2%; con una población de 84 millones en 2011, el desempleo real actualmente es superior al 20%, aunque el oficial se reduce al 8,7% y la línea de pobreza alcanza el 25,2%; en los primeros cinco meses de 2013 el déficit fiscal alcanzó US $16.200 millones, casi el doble que el año anterior, y en términos anuales la cifra alcanza el 15% del PIB; el pago de la deuda absorbe casi un 25% del presupuesto; se invierte sólo el 3,8% del PIB en educación y el gasto sanitario total por habitante escasamente llegaba a US $235 y el sanitario total a 5,8% del PIB en 2003.10

Una historia de intervención estadounidense

El Cairo tuvo una historia de liderazgo regional, con el gobierno del coronel Gamal Abdel Nasser, quien levantó la bandera del panarabismo. En 1952 un golpe de Estado forzó al rey Faruk I a abdicar, instalándose Nasser en la Presidencia. Éste nacionalizó el Canal de Suez, enfrentando militarmente en 1956 a las tropas conjuntas francesas, inglesas e israelíes, las cuales intentaron derrocar su gobierno sin conseguirlo (Crisis del Suez).

La relación estratégica entre Estados Unidos y Egipto comenzó en 1974, luego de la guerra de Yom Kippur/Ramadán del año anterior. Se desarrolló a consecuencia de la política de Anwar al-Sadat (quien remplazó a Nasser en 1970, después de que éste muriera, y gobernó hasta su asesinato en 1981), cuyo principal objetivo fue establecer una fuerte asociación con Washington.

Firmada la paz egipcio-israelí, Estados Unidos remplazó a la Unión Soviética como el principal proveedor militar de Egipto. En lo económico, la ayuda de EEUU buscaba condicionar la política egipcia, instaurando una libertad de mercado que permitiera a las empresas estadounidenses anclarse en la nación y la región, así como imponer ciertas reformas, destacándose entre éstas la venta de acciones (semiprivatización) del Canal de Suez y la reducción del déficit fiscal, implementando recortes en el gasto social.

Egipto apoyó la invasión de Irak en 1991, legitimando la intervención norteamericana y constituyéndose en la segunda mayor fuerza en tal incursión militar, después de EEUU. Washington premió su colaboración condonándole US $6.700 millones de su deuda y presionando a los miembros del G-8 para que hicieran lo propio. Pero ello supuso que a Egipto se le exigiera firmar acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, los cuales incluyeron la eliminación de subsidios y la liberalización de precios en los bienes de consumo, la supresión de barreras aduaneras para la exportación/importación, la privatización de empresas del Estado y la reducción del déficit presupuestario. De esta manera se fortaleció el modelo neoliberal.

La potencia norteamericana tiene, asimismo, en el país árabe un socio decisivo para impedir que los países árabes den un respaldo decidido a Palestina y para realizar ejercicios bélicos en el Medio Oriente.

La taimada posición estadounidense frente a la crisis

La Casa Blanca no ha querido calificar de “golpe de Estado” el derrocamiento de Morsi. Obama tan sólo condenó este 15 de agosto la represión contra los manifestantes opositores, pero sin cortar la ayuda a El Cairo, aunque Arabia Saudita ha ofrecido reemplazar la asistencia si Washington decide suspenderla.11

A mediados de octubre 2013, Washington anunció que reduciría alguna ayuda a Egipto, aplazando la entrega de cuatro aviones F-16, equipos para tanques de combate M1A1, misiles antibuque Harpoon, diez helicópteros Apache y el ejercicio militar conjunto Bright Star, siendo el valor a retener sólo US $260 millones.

Pero el secretario de Estado John Kerry aclaró: “De ninguna manera nos estamos retractando de nuestra relación ni estamos rompiendo nuestro serio compromiso de ayudar al gobierno… Queremos garantizar que el plan a seguir resulte en una Constitución que… en última instancia resulte en elecciones libres y justas.”

Kerry agregó que los líderes egipcios han insistido en que ese es precisamente el plan que tienen, que sólo se retendrá determinada cantidad de ayuda no pertinente para las necesidades inmediatas del gobierno y que “en lo relativo a la seguridad, a la [península] del Sinaí, al proceso de paz [entre árabes e israelíes] y a las necesidades de seguridad de la región, seguiremos prestando ayuda porque sirve nuestros intereses, así como los suyos y los de nuestros aliados en la región”.

El secretario de Defensa, Chuck Hagel, recalcó que seguirán apoyando los objetivos esenciales de seguridad para los dos países, como contrarrestar el terrorismo y la proliferación de armas nucleares. Hagel y el-Sisi acordaron trabajar conjuntamente para fortalecer la relación bilateral y tomar las medidas necesarias para reanudar la ayuda militar retenida. El-Sisi confirmó su compromiso con la seguridad de las instalaciones y el personal estadounidenses.12

¡A defender los derechos del pueblo egipcio!

A pesar de los tejemanejes de los ilegítimos mandatarios locales y de Estados Unidos, el cuartelazo perpetrado por al-Sisi no hará sino agudizar las contradicciones, activar todavía más la lucha del pueblo egipcio y debilitar el decadente dominio imperial norteamericano. Los demás países que se oponen a los desafueros de las potencias mundiales, respaldan a sus hermanos de esta nación norafricana.

El país que albergó uno de los más brillantes episodios históricos de la evolución humana, no volverá a refrendar en cabeza de la nueva satrapía las mentiras que Hosni Mubarak farfullara el jueves 10 de febrero de 2011 cuando fue depuesto: “Estoy orgulloso de ser el símbolo de una nueva generación de Egipto que pide un cambio y que busca un futuro brillante.” Más bien hará honor a las falaces promesas que el dictador entonces pronunciara: “No vamos a permitir que otros nos dominen, vamos a demostrar que nosotros los egipcios somos capaces de materializar las exigencias del pueblo (…) Vamos a probar que no somos un Estado satélite, que no seguimos a otros. Nosotros tomamos nuestras decisiones con nuestras exigencias y nuestro pueblo.”13 

CITAS DE PIE DE PÁGINA

  1. “Estados Unidos y Egipto, una relación entre el amor y el odio”. La Gaceta. Google, bajado agosto 21, 2013, 7:59 AM.
  2. Quesada Vanegas, Gustavo Adolfo. “Egipto: entre el fundamentalismo islámico y el imperialismo”. Deslinde 54, agosto-septiembre 2013.
  3. Opus cit.
  4. El País:  julio 28, 2013; agosto 15,  2013.
  5. Quesada Vanegas. Op. cit.
  6. “Seis puntos clave para entender qué está pasando en Egipto”. Disponible en: www.cnnespanol.cnn.com. Agosto 14,  2013.
  7. El País. Julio 24, 2013. Julio 6, 2013.
  8. eldiario.es Octubre 7,  2013.
  9. The Economist. 4 de julio de 2013.

10. El País. Agosto 11, 2013. Banco Mundial. Para el dato de salud: Wikipedia; recuperado septiembre 2, 2013, 1:20 pm.

11. www.elnuevoherald.com. Obama cancela ejercicios militares con Egipto sin cortar la ayuda. Recuperado agosto 15, 2013.

12. Embajada de Estados Unidos, Chile. Octubre 17,  2013.

13. Gara. Editorial. Febrero 11,  2011.

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